El día domingo 4 de octubre, Clarín publicó en doble página una carta a sus lectores con la presentación que iba a realizar en el Senado para defender sus intereses. Finalmente, el Grupo Multimedio decidió no concurrir al Congreso, pero se encargó de divulgar – esta vez sin vicarios – su posición acerca de la Nueva Ley.
El “Mensaje del Grupo Clarín” completo puede leerse todavía hoy en www.clarín.com, fue reproducido por TN y Canal 13, y también publicado en versión reducida en La Razón del lunes 5.
Tomaremos el resumen de este último periódico como punto de partida para algunas reflexiones. Las cursivas serán las transcripciones tomadas de dicho medio:
“Para cualquier país, una empresa como Clarín suele ser un exponente del emprendimiento privado, un motivo de orgullo nacional. Porque se trata de una voz de peso local en un mercado cada vez más trasnacional. Porque genera empleo calificado y configura una importante industria cultural. Pero en la Argentina de hoy eso parece no contar. Clarín está siendo estigmatizado con intenciones políticas”
En el título real de esta carta (“64 años creyendo en el país y construyendo medios argentinos”) y en el párrafo citado, observamos el claro propósito de tocar la vena nacionalista de los lectores.
En realidad, esa intencionalidad atraviesa el texto completo.
Se trata de una falacia de enormes proporciones, si mencionamos antes que nada que cuando fue cancelada la exclusividad de TyC sobre los derechos del fútbol, el Grupo fue a pedir auxilio a la Embajada de Estados Unidos.
Por otro lado, vale recordar una vez más, que con la Nueva Ley de Servicios Audiovisuales estamos hablando de que más argentinos puedan tener voz, de la democratización de la palabra para todos los habitantes en el territorio nacional, en lugar de que 264 medios estén concentrados en un único grupo económico.
Como exponente del emprendimiento privado, es decir, como empresa que pertenece a una rama de la economía, su actividad debe estar en el marco de una regulación, al igual que todas las demás actividades económicas. En este caso, se trata de una materia sensible, que no puede quedar librada al emprendimiento mercantil. La información es un bien social, y la comunicación es un derecho que debe efectivizarse, ser accesible a todos y todas.
Respecto de la última afirmación, para Clarín, la estigmatización pasa porque se denuncie lo que la diputada Silvia Vázquez, de FORJA, describió así: “en 26 años de democracia nunca vi tanta distancia entre lo que el ciudadano vive como realidad y lo que el ciudadano supone su realidad a partir de la imagen que crean los medios”. Esa distancia entre lo que se muestra y la realidad tiene claramente intenciones políticas de parte del Grupo. Se trata de limar la base de consenso y crear un clima hostil hacia el Gobierno. Vale preguntarse entonces si, al contrario de lo que plantea la carta a los lectores, no es el Grupo Clarín quien está estigmatizando a un Gobierno elegido por el pueblo.
Continuamos por otro fragmento:
“Clarín ha invertido siempre en la Argentina con una misión central: el periodismo y los medios de comunicación. Por eso tenemos los equipos de periodistas más numerosos y premiados (…) En 1995, cuando se constituyó como tal, el Grupo se definió con esta actividad. No nos dedicamos a otra cosa. Clarín tiene medios porque esa es su razón de ser. No los tiene para otro fin”
Ciertamente, el Grupo Clarín se constituyó como tal en 1995 de la mano del marco des-regulatorio que le brindó el menemismo.
Pasando al argumento falaz que sigue, diremos lo siguiente: afirmar que Clarín tiene medios porque esa es su razón de ser, es lo mismo que decir que ser monopolio está en su esencia.
Y por fin el último de los párrafos que han elegido para reproducir en el periódico de circulación gratuita que se reparte en los subterráneos:
“En los últimos meses, se ha emprendido una batalla contra un grupo periodístico nacional. No es inusual que los gobiernos se molesten con los medios: la tensión prensa-poder es natural en la democracia. Lo que sí resulta inaudito es que se haya puesto todo el aparato estatal (el formal y sus resortes más oscuros) para amedrentar, a través de la estigmatización política y la difamación personal. Una campaña direccionada a Clarín pero que lo excede como destinatario. Y que revela un objetivo muy claro: desacreditar a los medios de comunicación como contrapeso de la democracia”.
Una vez más, como ya lo hiciera en diversos artículos y notas de tapa, Clarín se afirma como víctima. Todo el aparato estatal estaría al servicio de un complot en su contra. Incluso “sus resortes más oscuros”… Para no faltarle el respeto a sus tan queridos lectores podrían brindar más precisiones o bien realizar las denuncias correspondientes, en lugar de colar tan inquietante frase entre paréntesis.
Que la foto del CEO de Clarín, Héctor Magnetto, sea dada a conocer no constituye difamación alguna. Tampoco las denuncias por apropiación de menores durante la dictadura. Esas causas llevan años y son impulsadas por Abuelas de Plaza de Mayo, y no por el actual Gobierno. Más información: http://criticadigital.com/index.php?secc=nota&nid=21266&pagina=7
Afirmar que una Nueva Ley de Medios Audiovisuales, una ley de la democracia, que favorece la pluralidad y la igualdad de oportunidades, es una campaña en contra de Clarín es desdeñar y menospreciar la lucha y la militancia que durante años diversas organizaciones han llevado adelante para que la aprobación de un marco legal desmonopolizador fuera posible.
La tensión entre “prensa-poder” suena quizás un poco risible, ya que actualmente los grupos multimedios concentran un enorme poder, muchas veces mayor al de los gobiernos.
La existencia de una mayor cantidad de voces y la transparencia respecto de los puntos de vista e intereses que esas voces impulsan serán el verdadero contrapeso de la democracia, que se enriquecerá y fortalecerá si esta Ley se aprueba.
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